El tiempo pasa y a su paso cura heridas, pero estas no se cierran completamente hasta que no recuperas la sonrisa. Segundos, minutos, horas, días... Cada vez más lejos, cada vez más deprisa. Se agolpan los recuerdos en el trastero de la memoria, como cualquier juguete de nuestra infancia, olvidado ya hace años.
Rayos de sol inundan tu ausencia en este Julio que huele a tormenta. Pese a la inercia del momento, el reloj aún marca el ritmo de los sentimientos. Y es curioso cómo todo sigue su curso cuando creemos que ya está todo perdido, que se ha roto. Y descubres que aún puedes reinventarte y seguir tu camino, que el tiempo llorado es tiempo perdido...
- Que echar de menos, ahora está de más. -