Cada segundo que pasa se va haciendo más grande el silencio y más pequeñas las ganas de olvidarlo.
¿Por qué si me hiciste tanto daño sigo queriendo arreglarlo?
Una gota insignificante de lluvia se desliza por la ventana y me trae aún más recuerdos.
Cierro los ojos ojos y te veo... Pero después los abro y te has ido de nuevo.
Aunque, en realidad, quien se ha ido he sido yo. Sin prisas, sin correr. Contemplando a mi alrededor como se rompía el ayer. He huído del dolor. Y ahora tú has vuelto y yo...
No sé que debo hacer.
Pol 3.14
No consigo recordar por qué motivo me fui...
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