Esa nube de ahí abajo nos envidia por lo alto que volamos, sabe que ella nunca llegará a tales extremos como a los que llegamos los enamorados.
Demasiado alto, demasiado lejos; aquí nadie podrá alcanzarnos.
Yo te espero tras el reflejo de la luna y sé que vendrás, de eso no me cabe duda.
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